SÁBADO, 24 DE MAYO DE 2014
¿Qué es una Hernia Discal?
Las hernias discales son lesiones que ocurren en los discos interververtebrales, principalmente por malas posturas y esfuerzos, suelen producir dolor intenso que puede ser episódico o continuo; si bien son bastante molestas en la mayoría de los casos se pueden aliviar las molestias que provocan con tratamiento conservador, solo en un 20% de los casos ameritan cirugía.
La columna vertebral está constituida por una serie de huesos llamados vértebras, estas se disponen una sobre otras como bloques formando cuatro segmentos o regiones que de arriba abajo son la Región Cervical, Dorsal, Lumbar y Sacra, estas estructuras se unen entre sí por varios ligamentos. En la parte anterior de las vértebras y separando las unas de otras se encuentra una estructura gelatinosa que se conoce como disco intervertebral, la cual tiene como función absorber los impactos generados sobre la columna vertebral.
Los discos intervertebrales están formados una región central llamada núcleo pulposo que se encuentra rodeada por una estructura firme conocida como anillo fibroso. Fenómenos como la sobrecarga, los impactos y las malas posturas favorecen el proceso de desgaste de los discos intervertebrales lo cual lleva a que estos inicialmente se abomben y protruyan hacia el canal medular, en fases más avanzadas es posible que el anillo fibroso se rompa con lo cual se produce la salida del núcleo pulposo dando origen a lo que se conoce como hernias discales.
Las hernias discales suelen ser más frecuentes en la región lumbar especialmente en su segmento inferior a nivel del disco que se encuentra entre la cuarta y quinta vértebra lumbar conocido como (L4-L5) así como entre la quinta vértebra lumbar y la primera saca (L5-S1).
Este fenómeno se relaciona con el hecho de que la región lumbar es el segmento de la columna vertebral que tiene más sobrecarga mecánica. El segundo lugar en frecuencia de aparición de los problemas discales es la columna cervical en donde los esfuerzos posturales suelen ser los desencadenantes.
La principal manifestación de las hernias discales es el dolor, este se presenta en forma episódica con algún desencadenante identificable, suele durar varios días tras los cuales mejora, muchas veces desaparece para volver a presentarse ante un nuevo desencadenante, con el tiempo cada reagudización suele ser más intensa y tardar más días en mejorar.
Este dolor tiene relación directa con posturas particulares y esfuerzos, aliviando con el reposo. Cuando estamos en presencia de una hernia discal la salida del material hacia el canal medular puede comprimir raíces nerviosas cercanas produciendo entonces un cambio en el patrón del dolor que se torna más intenso, pasando de un carácter opresivo a otro punzante o quemante, pueden asociarse síntomas como calambres o corrientazos que irradian a los brazos o las piernas (este último caso es lo que se conoce como Ciática), en casos más severos puede evidenciarse cambios en la sensibilidad e incluso disminución de la fuerza muscular del miembro afectado. Ante estos síntomas la presencia de una hernia de disco se confirma con estudios de imágenes como la Resonancia Magnética, que permite identificar claramente si hay una lsión de los discos y cuál es el grado de la misma.
¿Cuál es el tratamiento de las hernias discales?
El tratamiento de las hernias discales dependerá de factores como la intensidad del dolor y del grado de afectación de las raíces nerviosas, fenómeno conocido como Radiculopatía.
Hasta en un 80% de los casos puede resolverse el cuadro doloroso con un tratamiento conservador combinando medicamentos antiinflamatorios y relajantes musculares con rehabilitación física, esto debe acompañarse por cambios posturales, disminución del peso corporal y fortalecimiento de los músculos de la espalda para evitar recaídas.
Cuando hay radiculopatía el manejo cambia ya que el tratamiento se basa en medicamentos capaces de bloquear las señales de dolor que llegan al cerebro, conocidos como Neuromoduladores, reposo y rehabilitación física, si estas medidas no son eficaces o hay progresión de los síntomas neurológicos (cambios en la sensibilidad y disminución de la fuerza muscular) deberá plantearse la resolución con cirugía
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